sábado, 21 de mayo de 2016

Menos es más


Hay una parte en mi novela que dice:

"Me volví a contar los dedos de las manos, definitivamente seguía teniendo diez." 

Cuando en el manuscrito escribí algo así como:

"Me volví a contar los dedos de las manos, definitivamente seguía teniendo diez, de estos sólo se necesitan tres o cuatro para escribir dependiendo de la forma de agarrar el lápiz. El meñique funciona como eje de apoyo pero hay quienes escriben a mano alzada, si es que todavía hay quien utilice el cuaderno de notas para hacer los borradores. En lo que a mi respecta el uso de la computadora despersonaliza la labor del escritor. A mi me gusta acabar con las uñas mugrosas y los dedos manchados de grafito, salpicado por las basuritas que deja la goma de migajón."

Momento me dije, ¿ahora en tu novela te vas a poner a dar clases acerca de la forma correcta de agarrar un lápiz? ¿Qué le importa al lector si te gusta bañarte en la basurita que deja el sacapuntas? ¿Qué les importa si prefiero las libretas llenas de garabatos antes de sentarme frente a Word?

No se trata de llenar párrafo tras párrafo con un montón de palabrería que aburriría al lector. Menos es más. Lo esencial es lo mejor.

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