sábado, 29 de octubre de 2016

El martillo


Cuánto trabajo y yo acá, tan tranquilo...

A un tercio de terminar con la novela, decidiendo entre los capítulos, las ideas, las frases, la palabra con qué terminar, de pronto se me ocurre meterme en edición. A partir de la edición me doy cuenta de que hay una idea que no estoy explotando, al menos no como debería. 

Es un proyecto de una vez en la vida, me digo, hazlo como quieras, pero da lo mejor, no te quedes con la idea de que pudo haber sido otra cosa.

Me regreso a trabajar en algunos capítulos. La corrección de esos capítulos exige trabajar en otros más. Son fichas de dominó: si tumbas una, las demás caen por inercia.

Intento seguir escribiendo en lo que sería el final de la segunda parte y pretendo comenzar con la tercera y última. Empezaré a trabajar con mayor fuerza en los capítulos nuevos a partir de noviembre. Espero a mediados de diciembre tener terminado el producto y meterme de lleno al trabajo de edición, corrección, y la camisa de once varas que representan los epígrafes...

Nada que no pueda hacerse. Me digo. 

Mientras tanto dejo por acá el capítulo 8 de la primera parte. Sus observaciones, comentarios, preguntas, son bien recibidos. 

3 comentarios:

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  2. Muy buen capitulo, Cano. Solo un detalle, no utilices el verbo "ocupar" como sinónimo de necesitar, es un error. Suerte!

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